jueves, 29 de julio de 2010

continuacion


Aunque en realidad no es algo que me preocupara, totalmente, a decir verdad soy una buena estudiante, pero eso no importa, por ahora.

Dios, ya empezaba a hacer calor, como detestaba el flujo de aire caliente, pero supongo que daba igual, de pronto me vi reflexionando en la pregunta que me habia hecho anteriormente ¿que dia era hoy?

-Buenos dias señorita Wilcox- Interrumpio mis pensamientos la prefecta del plantel.

-Buenos dias prefecta Camil- respondi en forma de pregunta nunca me saludaba asi que yo tampoco lo hacia, no me sentia culpable, por supuesto que no.

-Creo que es algo tarde no cree?- me dijo con tono burlon.

Vi el reloj, claro que era tarde, asi que no le conteste, solo le sonrei y corri hacia mi salon, no queria darle una explicacion a mi profesora asi que me dispuse a llegar antes que ella, aunque estaba segura que esa meta se veria fallida por que la Profesora Renne ya estaba en camino. Que no existian personas que no llegaran temprano a todos sus compromisos, que paso con la regla “un poco de retraso te hace algo elegante”, a mi suponer yo era la persona con mas elegancia de la escuela, no no con mas clase, llegar tarde era mi punto fuerte, aunque no entendia por que, siempre me levantaba sumamente temprano y siempre tenia que correr a mi salon, era como uno de esos monologos consecutivos.

-Buenos dias, Profesora, me permite entrar- salude muy amablemente, aunque note que mi voz no despedia esa alegria.

-Adelante- respondio la educadora.

Esto si era extraño, normalmente exigia una excusa y tenia que ser muy buena o al menos muy divertida, de lo contrario estaria en serios problemas.

Ooho, pensé, ella practicamente nunca era asi de despistada al menos que, me negaba a pensarlo era aterrador, tuviera una sorpresa para el grupo, la ultima vez que tubo una sorpresa, nos habia llevado a “compartir enseñanzas” con los niños del preescolar, esos pequeños demonios, se me puso la piel de gallina al recordarlo. Coloque mi bolso en el suelo, me senté y solo me quedo esperar, por supuesto que no paso mucho cuando ella pronuncio esas horribles palabras.

-Les tengo una agradable sorpresa- dijo con voz extremadamente exitada

Lo sabia, pense para mis adentros.

-Pasa- oí que decía en direccion a la puerta

Un chico, de aspecto desgarbado, con el pelo color miel y un par de ojos que hacian juego con la pelambrera de su cabeza cruzo la puerta, estoy segura que escuche varios suspiros, pero me daba pena girar la cabeza para verificar quien habia sido la chica o las chicas enamoradizas, en realidad no era tan atractivo.

-Les presento a Alberto- dijo la profesora con un aire fanfarron

-Sera su compañero de intercambio por este ciclo escolar, el viene de España, espero que lo traten como es debido- se dirigio al grupo con un tono de amenaza en la voz

-Hola, yo soy Alberto- el asentó español que tenia era sumamente gracioso, no por que me pareciera gracioso este tipo de asentó, si no por que el lo hacia ver como si fuera un arma de seducción o algo parecido, era cómico ver como varias chicas a mi alrededor comenzaban una larga y tendida platica sobre este nuevo integrante.

-Toma asiento, el de la fila 5 en la ultima banca- le ordeno muy amable la profesora.

Espera, fila 5, ultima banca, ¿en que lugar estaba yo? fila 5 en la penúltima banca, ooho estaría justo atrás de mi, sentí como un flujo recorría mi cuerpo hasta llegar a mis mejillas, gire mi rostro para observarme en los ventanales que tenia a un lado y si, hay estaba ese chocante sonrojo, sabia que todos lo habían notado, así que tosí para disimularlo, pero como era lógico solo me había hecho notar aun mas, aquel chico extranjero volteo su cara y me había visto ponerme de mil colores, sonrío un poco y se dirigió a su recientemente asignado lugar.

Al llegar a su asiento me saludo, cosa que en realidad no llamo mucho mi atención ya que por alguna extraña razón, y no es que yo fuera una Barbie linda y superficial, todos a los que conocía sentían un especial interés en mi, en realidad era bastante molesto, aunque solo fue un saludo, eso no contaba o ¿si?, demonios soy una maldita pretencioso, pensé ahora si realmente avergonzada.

-Tenéis unos ojos preciosos- parloteaba una voz apenas audible desde mi espalda

Cabecee en respuesta, vaya que el había empezado todo mal, detestaba el chocante color de mis ojos, incluso cuando salía con Alina solía usar gafas de sol para que mis ojos no resaltaran como dos esmeraldas al sol, los minutos trascurrían de forma desigual, al menos para mi, mientras la mayoría de mis compañeras dedicaban gran parte de su tiempo “admirando” a Alberto, yo solo deseaba que todo esto terminara, el por algún extraño motivo me ponía sumamente incomoda, como si estuviera en medio de un desierto con un oasis de agua sabor melón, yo detestaba el melón, así que nunca la bebería, así de incomoda me hacia sentir, así de desesperada por que acabara este horroroso día, así saldría de este desagradable salón de clases y dirigiría a tomar mis clases de motocicleta con Dylan el novio de mi hermana, llevaba un par de semanas intentando aprender a montar la motocicleta profesional, en realidad no era tan mala, por lo menos aun no había matado a nadie, que yo supiera.

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