lunes, 2 de agosto de 2010


Alberto no me había visto, me pare a un par de metros de el, lo suficiente para que me escuchara.

-Hola- murmure, el instantáneamente giro, dejándome ver su reluciente sonrisa. –Has venido, bonita- repuso con un tono cargado de excesiva felicidad.

-Vale, sabes tengo un nombre, podrías empezar a llamarme por el- conteste, esperando que lo recordara, tal vez lo había olvidado, pensé en recordárselo pero en realidad abandone la idea así, si lo había olvidado podría fingir estar enojada y largarme de ahí, aunque no se por que motivo me encontraba con el, seguramente estaba sufriendo demencia senil o algo por el estilo ya que yo no solía ser así, el era un perfecto desconocido que ni siquiera me agradaba.

-Hope, ¿por qué usas lentes? en realidad el sol no esta tan fuerte- me critico, no respondería eso, aunque pensándolo bien....

-No quiero que me reconozcan- mentí –Que pensarían de mi si me ven contigo. Vi como su rostro reflejaba aquellas palabras que acababa de usar, me arrepentí casi instantáneamente. Pero tampoco me disculparía.

-OK, ya estamos aquí, así que- tartamudee un poco ya que no sabia que le diría o como actuar en realidad me encontraba confundida.

-En realidad quiero conocerte, en la escuela, casi no me hablaste y pues me preguntaba ¿por qué?- espeto, claro si ya decía yo, como no me comporte como una idiota enamoradiza, ahora era algo así como su meta, pero si menuda imbecil soy yo, en es preciso momento en que me encontraba odiándome por haber asistido a este encuentro, mi estomago rugió como un animal salvaje.

-Parece que antes de charlar, tenemos que alimentarnos- dijo reprimiendo la risa, ya que apretaba sus labios intentando no burlarse de mi. Claro que iría a comer algo, pero sola, no necesitaba escuchar sermones, ni ver tácticas de seducción, ahora la cuestión era como zafarme de esta.

Me llevo directamente a un pequeño, muy pequeño restaurante, ordene una orden de papas, una coca cola grande y una ensalada de fruta, el solo ordeno ensalada, comimos en silencio hasta que la mesa estuvo vacía de cualquier material comestible, entonces comenzó.

-Tenéis que despegar el pico y quitarte esos lentes que tapan tus preciosos ojos- insistió, me sonroje pero obedecí, coloque mis lentes en la mesa y cruce los brazos sobre ella. Así fue como comenzó una larga y tendida platica sobre mil asuntos, mis gustos, sus gustos, el cambio, el clima, horóscopos y el por que la gente masticaba tanto chicle, el tiempo paso apresuradamente, en realidad hasta llegue a pensar que el chico no era tan desagradable, hasta que me hizo el siguiente comentario

-Pareces un fantasma, blanca como la cal y con un par de ojos verdes fluorescentes, no digo que luzcas mal solo es algo extrañamente hermoso- bromeo, aunque, en realidad eso si me molesto, intente no demostrarlo, en realidad era evidente por que deje de reírme, tosió tontamente.

-Debo irme, es muy tarde- farfulle mientras me levantaba de mi asiento –ha sido un gusto y pues nos vemos el lunes, OK- repuse con dureza.

Ni siquiera me di cuenta como fue que en menos de un segundo estaba en la comodidad de mi cuarto, el sueño lamia mis parpados, no tarde mucho en dejarme caer en la inconciencia teniendo en mente una sola cosa. Alberto.


pensé en contestar, pero ¿qué le diría? un extraño impulso arrojo mi mano directamente a el aparato y lo coloco en mi oído.

-¿qué demonios quieres?- dije entre dientes, tratando de que mi voz sonara lo mas molesta posible.

-Hola, alguien quiere hablar contigo- una voz de mujer me dijo esto, vaya que era inteligente sabia que yo le contestaría, ahora si que lo odiaba.

-ok- fue lo unico que concebí entonar

-Creo que has asustado a mi hermana, vale pero eso no importa, que te parecería si hacemos esto bien bonita- se regocijaba la voz de tras del teléfono.

No fui capaz de contestar, el hombre hablo, yo calle.

-¿Te gustaría ir a dar un paseo conmigo?- ahora si que su voz temblaba se notaba que estaba nervioso, sonreí sombríamente.

Mil cosas pasaron en mi mente en es momento, pero una resonó como mas que todas, no tenia nada que hacer, mi hermana llegaría hasta tarde, además quería dejarle claro a este palmazo que yo no estaba interesada en el, que mejor que decírselo personalmente ¿no?

-Si- esta respuesta me sonó extraña, nunca había salido con nadie y menos con alguien tan irritante.

-Eso me hace muy feliz, entonces en el parque central a las 5 pm, espero verte- con estas palabras la llamada se corto.

Ahora si que me había metido en un lío gordo, pero ¿qué hora era? 4 :18 pm tenia que darme prisa, tome el primer pantalón que estuvo a mi alcancé, me lo enfunde en las piernas, de igual manera me puse la primer playera que vi, era blanca, al menos combinaba con mis tenis, tome unos lentes de sol, ya que este estaba realmente fuerte y detestaba como lucían mis ojos ante este tipo de luz, faltaban solo 10 minutos para la hora pautada, escribí un pequeño recado explicándole a mi hermana que no tardaría, el parque quedaba al menos a 15 minutos de mi casa, así que empecé a caminar, eso de llegar tarde se me daba la mar de bien y si es que el tenia algún interés tendría que esperarme ¿verdad?

Por algún raro motivo el viento soplaba mas de lo normal, las hojas caídas de los árboles debido a el otoño golpeaban mi rostro, aunque el clima era un poco mas frío de lo normal seguramente debido a que el invierno no tardaría en hacer su aparición los rayos del sol no parecían disminuir ni un poquito, baje un par de centímetros los lentes y a lo lejos alcance a ver una figura alta y bastante familiar. Es el, pensé, y automáticamente camine mas rápido.

domingo, 1 de agosto de 2010

..


Cuando por fin llegue a la puerta de mi hogar pude ver que un pequeño trozo de papel salía de la ranura de la puerta, lo tome y lo leí

Hola hopy.

Te llame pero no contestaste, salí con Dylan a dar un paseo hay comida en el horno, no tardo.

oxox Alina

Vaya, par de tramposos ahora gracias a ellos, mi plan de fin de semana no era mas que una fantasía, genial, pensé, ahora si que no tenia nada que hacer bueno a excepción de limpiar mi bolso, así que eso haría, limpieza un viernes por la tarde, quería reír pero sonaría muy estupida riendo como loca en una casa vacía, vacía por que ahí solo vivíamos mi hermana y yo, no teníamos a nadie mas, ni padres ni hermanos solo a nosotras la una para la otra, en realidad no era algo que me pusiera realmente triste, yo había crecido junto a Alina en un orfanato ya que nuestros padres o murieron o nos abandonaron cosa que nunca me preocupo, después de que Alina alcanzo la mayoría de edad nada fue tan malo de eso ya hacia cerca de 4 años, salí de ese horrendo lugar a los 12 años, siempre pensaba que cuando Alina saliera ella me abandonaría pero nunca lo hizo al contrario me busco y desde ese día somos una familia, Dylan se unió como parte de ella hace 2 años ya que se hizo “novio” de mi hermana y vaya que eran inseparables se veía que se amaban mucho, aunque en realidad solo sabíamos que era de alguna parte del viejo continente, ningún otro dato de su pasado llego a nuestras sabiendas, ellos se habían conocido en su trabajo, los dos eran compañeros en un periódico poco afamado pero muy bueno, los dos eran periodistas, eran como una retorcida versión de Lana Lang y Clark Kent incluso creo que se parecían claro que Clark Kent era mil veces mas musculoso que el desgarbado Dylan. Me imagine a mi cuñadito como un superhéroe pero por supuesto que no se le acercaba ni un poquito, tome mi bolso y me dirigí a mi cuarto, todo parecía en orden, me detuve por un par de segundos en la puerta de mi habitación, la cual compartía con mi hermana ya que nuestra casa era muy pequeña, dos habitaciones, un baño, una cocina, un armario y un pequeño jardín, la segunda habitación la estaban remodelando por eso dormía con Alina cosa que no me molestaba en lo mas mínimo.

Me senté en el suelo frío, y vacíe mi bolsa, junte todas las boronitas que salieron de ella y las tire a la basura, cuando estaba sacudiendo mis libros un pequeño pero llamativo papelito que no reconocí salio de entre ellos, lo tome, tenia algunos números escritos, a mi ver era un numero telefónico, al observarlo mas detenidamente note que tenia una pequeña leyenda escrita al pie de el pequeño trozo de papel:

“Te veo en la plaza central. 5pm. Llámame si piensas cancelarme. Besos Green”

Ese maldito pretencioso, ahora entendía por que tenia esa expresión en la cara, debí de haberle roto algo pero no maldita suerte la mía, pero mira menudo idiota es como un tonto pulpo ni siquiera me di cuenta cuando puso su estupida nota entre mis cosas, pero claro que lo iba a llamar, le diría muchas cosas feas, que si pensaba cancelar, claro que pensaba cancelar, idiota, repetí esta ultima palabra al menos un trillón de veces, en verdad este chico no me caía nada bien, pero me iba a escuchar claro que si.

Tome el teléfono y marque aquel numero, contesto a la primera.

-Hola, ¿quién habla?- contesto con voz pastosa, seguro que estaba dormido, sonreí turbiamente ante la idea de haberlo despertado.

-Hola- dije con voz temblorosa, donde estaba todo aquel valor de hace un momento

-Aaaah bonita, ¿cómo estas preciosa?- dijo ahora ya mas alerta y obviamente reconociendo mi tremulosa voz.

-Eso es algo que a ti no te interesa y para que te pongas al día no pienso ir a tu estupida cita- casi estaba gritándole a el teléfono, pero vaya ahora si que me había vuelto loca.

-Tranquila bonita, ¿por qué no quieres ir?-que a caso no era evidente.

-Adiós- dije colgando el teléfono y sonriendo como resultado de mi triunfo.

El teléfono sonó el identificador marcaba su numero