martes, 26 de abril de 2011

El camino a la escuela fue tranquilo, la calma antes de la tormenta, no me había puesto a pensar en que retos nos pondría el comité organizador, tal vez correr 1 km o saltar obstáculos incluso tal vez comer cosas desagradables, lo que fuera que tuviéramos que hacer para ganar lo haría, sin importar el costo, me repetía esto constantemente, sentí que el camino a la escuela de pronto se hizo muy corto, podría jurar que hacia 2 segundos me encontraba saliendo de mi casa y ahora el letrero de mi colegio me saluda macabro y espeluznante, hoy no era precisamente un día de clases ya que estaba dedicado totalmente a el rally, de cierta forma parecía un bizarro desfile de moda incluso pensé que parecía que yo usaba pijama, ya que lo pavorosos abrigos hicieron su aparición.
Sentí un ligero golpe en mi hombro y automáticamente me gire

-Hola, Hope- me saludo Celeste, notando mi nerviosismo inmediatamente

-Hola- logre murmurar

-No tengas miedo, estoy segura que vamos a ganar- se mofo mi ilusa amiga

-Hola chicas- saludaban Eliza y Alma otras integrantes de nuestro equipo
Caminamos las cuatro juntas hacia el patio trasero de la escuela, el altavoz hacia la segunda llamada para iniciar los juegos.
Mi equipo estaba completo y tomamos la posición que la prefecta Camil nos había asignado del otro lado de la cancha de tenis, en la cual se encontraba Alberto junto con Sebastian, Carlo y su cuarto integrante al cual desconocía, cursaba el ultimo semestre de preparatoria y técnicamente era nuevo ya que el según me había contado Celeste antes de pertenecer a esta institución era parte de un colegio católico o algo así.

En el altavoz se escucho la tercera y ultima llamada, a continuación nos anunciaron, nuestro equipo curiosamente se llamaba “las osas de J.k” pude sentir como mis ojos se ponían en blanco al escuchar ese bobo nombre, mientras que a nuestros oponentes los anunciaban como “doctus J.K” que era algo así como sabios o no se, vaya presuntuosos que eran estos chicos.
Me saque el chaleco de un solo tiron y subí mis mangas simbólicamente como un rito de guerra o algo similar, Alberto me miraba con desden, como si fuera uno de esos psíquicos que supiera que yo efectivamente iba a caer.

El altavoz comenzaba a dar las instrucciones de los tres juegos que llevaríamos a cabo para ganar los boletos del baile, simultáneamente la prefecta Camil hacia la rifa de los capitanes y para mi mala suerte yo era capitana y Alberto curiosamente también.
El primer juego constaba de relevos, llevando como relevo una esfera de cristal mas delgado que el de una bombilla, correríamos en zigzag por la pista de atletismo haciendo cada determinado tiempo el relevo con otro integrante del equipo hasta llegar nuevamente a la cancha de tenis.

En el siguiente concurso no participarían los capitanes, este se trataba de una serie de preguntas, similar a esos juegos baratos de televisión, podían ser de matemáticas, español, y navidad como era de esperarse a nuestros organizadores no les daba para mas en eso de la creatividad.

Y por ultimo y no menos importante “pelea de capitanes” yo aun tenia esa idea que a los lideres de equipos no les tocaba hacer cosas humillantes, pero para alguien como yo, lo común resulta ser lo mas difícil de conseguir, esta pelea era eso, una pelea, claro con una peculiar chispa de fracaso, como en este árido lugar donde yo pasaba mis días no nevaba nunca, este acontecimiento fue la inspiración para este desafío, una enorme pila de nieve visible desde las aulas nos esperaba a Alberto y a mi, nosotros teníamos que buscar entre la nieve pequeños regalos de navidad quien encontrara 3 o uno dorado ganaría.

Me encontraba en ese estado de autismo, como cuando recibes un golpe y buscas a su causante, no tenia ni la mas minima oportunidad de ganarle a Alberto, los dos primeros juegos nos habían hecho llegar a un punto medio, a un empate, el primer concurso lo perdimos gracias a mi, como era de esperarse, presione demasiado la esfera que se rompió en mis manos causando varias cortadura superficiales, fui a la enfermería por eso, pero no me daría por vencida, el segundo juego lo ganamos gracias a Eliza que aparentemente lo sabia todo, la abrase con fuerza cuando nos proclamaron ganadoras.

De un momento a otro ya era mi turno de dar por terminado este Rally, Camil anuncio el inicio de el ultimo desafío, el que decidiría quien ganaba, rápidamente comencé a buscar entre la nieve, manchas de sangre comenzaban a verse en e vendaje de mis manos al igual que en la nieve, Alberto lanzaba nieve contra mi, de pronto dos pequeños regalitos estaban en mis manos, los apretaba con fuerza, la esperanza volvía a mi seguí buscando, en la nieve, se formaba una pequeña casita debido a nuestra excavación, escuchaba los gritos de apoyo de la chicas a lo lejos o al menos esa impresión me daba, tome un gran puñado de nieve y el regalito dorado brillaba, lance la nieve a mis espaldas y me apresure a tomarlo, el olor de la victoria era casi tangible, pero la mano de mi contrincante toco al mismo tiempo ese símbolo de triunfo, los dos teníamos la victoria entre manos, solo teníamos que deshacernos de nuestro oponente, de un momento a otro nos encontrábamos hincados frente a frente, sin decir ni una sola palabra.

-Sabes que podemos hacer esto fácil- decía con miel en la voz Alberto

-Que, vas a golpearme- intente decir con sarcasmo pero mi voz sonaba entrecortada debido al
esfuerzo y al dolor de mis manos sangrantes.

Se podía ver el debate interno en Alberto, ninguno nos daríamos por vencidos, así que allí estábamos, inmóviles sin saber que hacer.

-Te propongo algo, yo te doy el obsequio y seré tu acompañante el día del baile- ofertaba Alberto, aunque eso significara su derrota.

La confusión se apodero de mi seguida de un sentimiento que hacia ya bastante tiempo que no me provocaba Alberto, furia.

-No- dije secamente

Una de sus manos se deslizo a mi rostro, me provoco un escalofrío.

-Suéltame- le ordene

-No, deseo hacerlo- me indico mi momentáneo nemesis

Su rostro se acercaba lentamente al mío, casi lo podía sentir, sus labios carnosos contra los míos, pero a cambio de que, eso era de lo que mi amigo se valía para ganar, jugando conmigo, yo valía para el dos entradas a un estupido baile, su fresco aliento chocaba contra los relieves de mi cara, pero una pequeñita voz en mi decía, ¿harás esto?, ¿lo que necesitas?.

Mis manos soltaron el obsequio y se dirigieron ambiciosas y decididas a su cuello con la intención de abrazarlo y acercarlo a mi, pero mi sentido que aun era mas grande que mi deseo, se alejo, apoye las manos en la nieve para levantarme dejando un pequeño rastro de sangre, mi mirada fue fría y llena de confusión y dolor, no podía entender como nuestra amistad se reducía a ganar un juego, el me observo desorbitado, le fruncí el seño y eche a caminar con las manos en alto señal de mi derrota, los chicos de la escuela se pavoneaban de gusto, camine rápido, recogí mi bolso y tome mi chaleco, podía escuchar en el altavoz, como se anunciaba la victoria de los “doctus j.k” los ojos me picaban, las manos me dolían, y mis rodillas estaban acalambradas por el frío, ya que estuve demasiado tiempo arrodillada, en mi pantalón se habían dibujado dos grandes óvalos en la parte de enfrente, repletos de agua helada, salí de la escuela lo mas rápido que pude.

Celeste había tratado de interrogarme, pero creo que mi aspecto era fatal ya que no insistió en conseguir respuestas, en realidad sentía una gran desilusión, mi mejor amigo estaba dispuesto a hacer lo que fuera para ganar incluso lastimarme de esa manera, crear en mi falsas esperanzas, no es que yo quisiera eso en realidad no lo necesitaba, mas sin embargo, me seguía importando.

-Hope, espera- gritaba una voz familiar.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Tenia vagos recuerdos de lo ocurrido, pero me negaba a aceptarlos, ya que durante mi injustificada locura, acepte participar en un rally navideño, no sabia con exactitud de que se trataba este juego, pero yo participaría y mi competencia seria Alberto, como si no fuera un hecho horrible, eso de participar en concursos degradantes, por que seguramente lo seria....

Dos personas de cada grupo participarían uniéndose a equipos contrarios, jugarían diversas actividades y el ganador, tendría entradas gratis a el baile de fin de año.

-Hope, ¿quieres que te acompañe a tu casa?- me proponía Alberto, pero en realidad, deseaba caminar sola por el nevado parque.

-No, gracias, me tengo que ir, adiós- me despedí, tome mis cosas y me encamine hacia mi hogar, las botas se me hundían en la nieve y cada paso era mas pesado que el otro, pero el frío era agradable, sentir mi cuerpo cubierto por ropa era tan acogedor, el café caliente me llamaba a gritos, aunque seguramente ya era demasiada cafeína por un día, realmente tenia que dormir, pero, aun era muy temprano, tenia toda la tarde para prepararme para el rally de mañana, yo tenia pies rápidos, pero seguramente Alberto seria mas rápido que yo, en realidad mi equipo constaba de solo mujeres y el suyo de hombres, tal ves, solo, tal vez, tendríamos suerte y ganaríamos, nunca había ido a un baile y tampoco es que me entusiasmara mucho pero quería ir, además el baile de navidad, seria en navidad, un 25 de diciembre y lo peor de todo es que ese día que la mayoría de las personas amaba y esperaba todo el año, ese día hace ya próximamente 17 años, nací, en algún lugar de el viejo continente, técnicamente nadie nunca recordaba mi cumpleaños, a excepción de Alina y últimamente su novio Dylan, estaba segura que este año me regalarían una motocicleta, algo, muy dentro de mi me lo decía, solo faltaban 3 días para navidad, el baile y mi cumpleaños, sabia que Alina no dejaría pasar esa fecha como si nada pasara, y sabia esto, gracias a mi indiscreta amiga Celeste, podía recordar como la semana pasada en una platica corriente, menciono que después del baile, todos estaríamos juntos y comiendo pastel, no es que yo fuera una egomaniaca, y que pensara que todo se enfoca a mi, pero ese día seria mi cumpleaños, demasiadas pistas unían estos eventos.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que deje mi casa atrás por 1 cuadra y media, me di la vuelta y me apresure a llegar a ella, abrí la puerta y el olor a chocolate caliente me guío hasta la cocina, Alina estaba frente a el horno, sacando algo que parecía spaghetti boloñés, mi estomago rugió, exigiendo lo que fuera que oliera de esa manera, Al rió al escucharme.

-Tengo hambre- exclame, con voz realmente desesperada

-Lo se, pero tendrás que esperar unos minutos mas, Dylan vendrá a comer- me informo mi hermana.

Tome una silla y me senté a esperar, el timbre sonó, tome impulso y brinque de la silla en dirección a la puerta, la abrí de golpe, y un ramo de rosas estuvo frente a mi rostro en un parpadeo.

-Opss!! creo que no me esperabas a mi- murmure mientras lo tomaba de el brazo, para llevarlo a la cocina en el mayor silencio posible.

-Estas demente, Hope- me critico, con una reluciente sonrisa en su rostro

Se acerco a Al, la tomo por la cintura y puso el ramo justo en frente a mi feliz hermana, Dylan la beso dulcemente, Al carraspeo la garganta, vi como el ponía los ojos en blanco.

-Muy bien, a comer- ordeno Alina

La comida fue sumamente divertida y duro mas de lo normal, los juegos de mesa se apoderaron de nuestros cerebros y mas aun del de mi cuñadito, cuando nos dimos cuenta ya era media noche, Dylan tomo las llaves de su motocicleta y se fue a su casa, ayude a Alina a limpiar la cocina, y me fui a dormir.

El tono de mi celular me despertó, el reloj digital marcaba las 3 am en punto, tome el celular de mi buró, un mensaje de texto, lo abri,

Si yo fuera tu, tendría miedo, vas a caer, GREEN.

Alberto

Pero si menudo tramposo, ahora todo el sueño que había tenido hace unos momentos había desaparecido, me levante de la cama, no tenia sentido seguir ahí si no iba a dormir, tome mi ropa para el baño, abrí los grifos y deje que la tina se llenara de agua caliente, mi piel se puso de gallina al sentir la desnudes de mi cuerpo, pero el agua calmo el frío, en verdad necesitaba relajarme, al terminar de bañarme aun era muy temprano, tome unos vaqueros de mezclilla, una blusa de cuello alto, mis tenis rojos, y un chaleco que era muy calientito, solo hoy por ser el día del rally se nos permitía usar ropa casual, eran las 5:34 am y yo estaba totalmente lista para la escuela, amarre mi cabello en una coleta, los pequeños y pocos rizos que tenia mi cabello, encontraban caminos para salir a la vista, la blusa de cuello alto color blanco se camuflajeaba con mi piel, mi chaleco rojo y mis ojos contrastaban terriblemente, mi piel en esta época del año adquiría un color aun mas claro, por lo tanto mi pelo negro y mis ojos verdes contrastaban como sangre en nieve.

Desayune muy ligero y deje que los minutos pasaran, una competencia me esperaba el día de hoy y yo ni si quiera había dormido bien, el tiempo pasaba como un verdugo, el mensaje de Alberto resonaba en mi cabeza “vas a caer”, la ansiedad se apodero de mi, invente mil planes para faltar a la escuela, tal vez si subía las escales y luego me lanzaba de ellas, tal vez me rompería algo, así no tendría que ir ¿verdad?, el reloj marcaba que ya era hora de irme, lave mis dientes, tome mis cosas, salí de mi casa solo con una pregunta en mi mente: ¿quién ganaría?

lunes, 20 de septiembre de 2010

Hiems

Podía sentir como la circulación de mis dedos disminuía, conforme la noche avanzaba, por algún extraño motivo la madre naturaleza había decidido que era tiempo de enviar un invierno realmente cruel, cosa que no me molestaba ya que me la pasaba la mayor parte del año pensando en esta época, no es que esperara las festividades navideñas con ansias, pero si el frío, las nubes, la despedida de la sed incontrolable que tenia de agua en tiempos de verano.

Nunca había visto que nevara, era algo tan precioso, tan único, hacia ya un par de semanas que me había cambiado a mi habitación, esta tenia una ventana la cual estaba cubierta de una fina capa de nieve, como desearía que siempre fuera invierno...

-toc toc toc- sonó mi puerta con golpecillos tan débiles que dude que alguien estuviera tocando.

Levante la cabeza, como si eso me ayudara a saber si alguien tocaba, la puerta estaba cerrada, evidentemente no iba a ver nada.

-Hope, despierta, ya es tarde- estas palabras, me sonaron realmente extrañas, Alina despertándome, pero si yo siempre me levantaba temprano.

Saque mi cuerpo rápidamente de la cama, me estire lo mas que pude, me alise el cabello, tome un abrigo, unas botas para frío y una delgada bufanda, salí corriendo de mi cuarto, vaya que tenia hambre, incluso el cereal no me parecía tan desagradable, aunque pensándolo bien un panecillo me paresia mejor.

El celular en mi bolsa vibro, Alberto, decía la pantalla del móvil, oí susurrar a mi hermana algo parecido a “esto no puede ser” conteste el telefono

-Preciosa, ¿gustas que pase por ti?- alegaba mi nuevo amigo

-Vaya pero parece que la costumbre de decir “hola” se ha perdido- conteste intentando hacer su acento, aunque sonó mas como si tuviera problemas nasales, pero aun así el se río.

-Hola- susurro.

-jajaja, esta bien, pasa por mi-dije con tono de resignación en la voz

-Genial, no tardo- y la llamada se corto.

-Admítelo- dijo Alina desde el fregadero

-Admitir que?- rezongue

-Pues que el te gusta- ya había escuchado esto antes, así que no me tomo por sorpresa

-No por que sea hombre quiere decir que a mi me guste- dije utilizando la lógica de el asunto, al mismo tiempo terminaba mi panecillo de zanahoria.

El timbre sonó en ese instante, tome mi bolso y salí corriendo de la cocina en dirección a la puerta, -que te vaya bien Al- me despedí de mi molestia personal.

-Cuídate- Alina siempre me decía eso cuando me iba a la escuela en especial cuando Alberto pasaba por mi, intentando ponerle doble sentido a su sugerencia levantando una de sus finas cejas en mi direccion, ja como si eso me diera miedo, bueno en realidad solo un poco.

Un capuccino de moka caliente me esperaba al abrir la puerta

-Buenos dias, preciosa- saludo Alberto, castañeando los dientes por el frio.

El camino a la escuela fue bastante incomodo, ninguno de los dos hablaba, cosa que era muy raro ya que normalmente parecíamos dos pericos, hablábamos de mil cosas, normalmente nos reíamos de cómo lo trate cuando nos conocimos, pero hoy no, tal vez se debía a que ya no faltaba mucho para que las clases terminaran de hecho solo era esa semana y tendríamos vacaciones de navidad, las cuales eran muy cortas solo dos semanas y de regreso a la escuela y lo peor de todo era que la primavera no tardaría en hacer su aparición y con ella las primeras lluvias, las cuales solían ser de verdad un fastidio, y ahora con toda esta nieve seguro que seria peor, me estremecí al imaginarme tratando de cruzar el parque inundado por la nieve derretida.

-Tienes frío, green- pregunto en tono de burla mi compañero

-Claro que no- le dijo soltándole un codazo en las costillas, el por supuesto exagero mi pequeño golpe y se dejo caer en la nieve, en menos de un segundo yo también me encontraba ahí, con mi cabello negro haciendo contraste con la blanca nieve, imagine como me vería en la nieve, un par de ojos verdes y una manta de pelo negro.

-Vaya Hope, pareces un muerto, de verdad espeluznante- se burlo el tonto de mi amigo, el siempre hacia bromas sobre mi aspecto, me tendió la mano y seguimos caminando, mientras me sacudía toda esa nieve del cuerpo, ahora realmente tenia frío.

No paso mucho tiempo antes de que llegáramos a nuestro destino, como siempre y de costumbre, tarde, Celeste nos alcanzo corriendo, Alberto tomo mi mano y así caminamos al salón, no me molesto este hecho aunque estoy segura que a mis compañeros les parecería bastante entretenido, al entrar al aula y tomar nuestro asiento, me jalo hacia el deposito sus gruesos y rojizos labios sobre mi mejilla, no volví a tener cordura a partir de ese momento...

lunes, 2 de agosto de 2010


Alberto no me había visto, me pare a un par de metros de el, lo suficiente para que me escuchara.

-Hola- murmure, el instantáneamente giro, dejándome ver su reluciente sonrisa. –Has venido, bonita- repuso con un tono cargado de excesiva felicidad.

-Vale, sabes tengo un nombre, podrías empezar a llamarme por el- conteste, esperando que lo recordara, tal vez lo había olvidado, pensé en recordárselo pero en realidad abandone la idea así, si lo había olvidado podría fingir estar enojada y largarme de ahí, aunque no se por que motivo me encontraba con el, seguramente estaba sufriendo demencia senil o algo por el estilo ya que yo no solía ser así, el era un perfecto desconocido que ni siquiera me agradaba.

-Hope, ¿por qué usas lentes? en realidad el sol no esta tan fuerte- me critico, no respondería eso, aunque pensándolo bien....

-No quiero que me reconozcan- mentí –Que pensarían de mi si me ven contigo. Vi como su rostro reflejaba aquellas palabras que acababa de usar, me arrepentí casi instantáneamente. Pero tampoco me disculparía.

-OK, ya estamos aquí, así que- tartamudee un poco ya que no sabia que le diría o como actuar en realidad me encontraba confundida.

-En realidad quiero conocerte, en la escuela, casi no me hablaste y pues me preguntaba ¿por qué?- espeto, claro si ya decía yo, como no me comporte como una idiota enamoradiza, ahora era algo así como su meta, pero si menuda imbecil soy yo, en es preciso momento en que me encontraba odiándome por haber asistido a este encuentro, mi estomago rugió como un animal salvaje.

-Parece que antes de charlar, tenemos que alimentarnos- dijo reprimiendo la risa, ya que apretaba sus labios intentando no burlarse de mi. Claro que iría a comer algo, pero sola, no necesitaba escuchar sermones, ni ver tácticas de seducción, ahora la cuestión era como zafarme de esta.

Me llevo directamente a un pequeño, muy pequeño restaurante, ordene una orden de papas, una coca cola grande y una ensalada de fruta, el solo ordeno ensalada, comimos en silencio hasta que la mesa estuvo vacía de cualquier material comestible, entonces comenzó.

-Tenéis que despegar el pico y quitarte esos lentes que tapan tus preciosos ojos- insistió, me sonroje pero obedecí, coloque mis lentes en la mesa y cruce los brazos sobre ella. Así fue como comenzó una larga y tendida platica sobre mil asuntos, mis gustos, sus gustos, el cambio, el clima, horóscopos y el por que la gente masticaba tanto chicle, el tiempo paso apresuradamente, en realidad hasta llegue a pensar que el chico no era tan desagradable, hasta que me hizo el siguiente comentario

-Pareces un fantasma, blanca como la cal y con un par de ojos verdes fluorescentes, no digo que luzcas mal solo es algo extrañamente hermoso- bromeo, aunque, en realidad eso si me molesto, intente no demostrarlo, en realidad era evidente por que deje de reírme, tosió tontamente.

-Debo irme, es muy tarde- farfulle mientras me levantaba de mi asiento –ha sido un gusto y pues nos vemos el lunes, OK- repuse con dureza.

Ni siquiera me di cuenta como fue que en menos de un segundo estaba en la comodidad de mi cuarto, el sueño lamia mis parpados, no tarde mucho en dejarme caer en la inconciencia teniendo en mente una sola cosa. Alberto.


pensé en contestar, pero ¿qué le diría? un extraño impulso arrojo mi mano directamente a el aparato y lo coloco en mi oído.

-¿qué demonios quieres?- dije entre dientes, tratando de que mi voz sonara lo mas molesta posible.

-Hola, alguien quiere hablar contigo- una voz de mujer me dijo esto, vaya que era inteligente sabia que yo le contestaría, ahora si que lo odiaba.

-ok- fue lo unico que concebí entonar

-Creo que has asustado a mi hermana, vale pero eso no importa, que te parecería si hacemos esto bien bonita- se regocijaba la voz de tras del teléfono.

No fui capaz de contestar, el hombre hablo, yo calle.

-¿Te gustaría ir a dar un paseo conmigo?- ahora si que su voz temblaba se notaba que estaba nervioso, sonreí sombríamente.

Mil cosas pasaron en mi mente en es momento, pero una resonó como mas que todas, no tenia nada que hacer, mi hermana llegaría hasta tarde, además quería dejarle claro a este palmazo que yo no estaba interesada en el, que mejor que decírselo personalmente ¿no?

-Si- esta respuesta me sonó extraña, nunca había salido con nadie y menos con alguien tan irritante.

-Eso me hace muy feliz, entonces en el parque central a las 5 pm, espero verte- con estas palabras la llamada se corto.

Ahora si que me había metido en un lío gordo, pero ¿qué hora era? 4 :18 pm tenia que darme prisa, tome el primer pantalón que estuvo a mi alcancé, me lo enfunde en las piernas, de igual manera me puse la primer playera que vi, era blanca, al menos combinaba con mis tenis, tome unos lentes de sol, ya que este estaba realmente fuerte y detestaba como lucían mis ojos ante este tipo de luz, faltaban solo 10 minutos para la hora pautada, escribí un pequeño recado explicándole a mi hermana que no tardaría, el parque quedaba al menos a 15 minutos de mi casa, así que empecé a caminar, eso de llegar tarde se me daba la mar de bien y si es que el tenia algún interés tendría que esperarme ¿verdad?

Por algún raro motivo el viento soplaba mas de lo normal, las hojas caídas de los árboles debido a el otoño golpeaban mi rostro, aunque el clima era un poco mas frío de lo normal seguramente debido a que el invierno no tardaría en hacer su aparición los rayos del sol no parecían disminuir ni un poquito, baje un par de centímetros los lentes y a lo lejos alcance a ver una figura alta y bastante familiar. Es el, pensé, y automáticamente camine mas rápido.

domingo, 1 de agosto de 2010

..


Cuando por fin llegue a la puerta de mi hogar pude ver que un pequeño trozo de papel salía de la ranura de la puerta, lo tome y lo leí

Hola hopy.

Te llame pero no contestaste, salí con Dylan a dar un paseo hay comida en el horno, no tardo.

oxox Alina

Vaya, par de tramposos ahora gracias a ellos, mi plan de fin de semana no era mas que una fantasía, genial, pensé, ahora si que no tenia nada que hacer bueno a excepción de limpiar mi bolso, así que eso haría, limpieza un viernes por la tarde, quería reír pero sonaría muy estupida riendo como loca en una casa vacía, vacía por que ahí solo vivíamos mi hermana y yo, no teníamos a nadie mas, ni padres ni hermanos solo a nosotras la una para la otra, en realidad no era algo que me pusiera realmente triste, yo había crecido junto a Alina en un orfanato ya que nuestros padres o murieron o nos abandonaron cosa que nunca me preocupo, después de que Alina alcanzo la mayoría de edad nada fue tan malo de eso ya hacia cerca de 4 años, salí de ese horrendo lugar a los 12 años, siempre pensaba que cuando Alina saliera ella me abandonaría pero nunca lo hizo al contrario me busco y desde ese día somos una familia, Dylan se unió como parte de ella hace 2 años ya que se hizo “novio” de mi hermana y vaya que eran inseparables se veía que se amaban mucho, aunque en realidad solo sabíamos que era de alguna parte del viejo continente, ningún otro dato de su pasado llego a nuestras sabiendas, ellos se habían conocido en su trabajo, los dos eran compañeros en un periódico poco afamado pero muy bueno, los dos eran periodistas, eran como una retorcida versión de Lana Lang y Clark Kent incluso creo que se parecían claro que Clark Kent era mil veces mas musculoso que el desgarbado Dylan. Me imagine a mi cuñadito como un superhéroe pero por supuesto que no se le acercaba ni un poquito, tome mi bolso y me dirigí a mi cuarto, todo parecía en orden, me detuve por un par de segundos en la puerta de mi habitación, la cual compartía con mi hermana ya que nuestra casa era muy pequeña, dos habitaciones, un baño, una cocina, un armario y un pequeño jardín, la segunda habitación la estaban remodelando por eso dormía con Alina cosa que no me molestaba en lo mas mínimo.

Me senté en el suelo frío, y vacíe mi bolsa, junte todas las boronitas que salieron de ella y las tire a la basura, cuando estaba sacudiendo mis libros un pequeño pero llamativo papelito que no reconocí salio de entre ellos, lo tome, tenia algunos números escritos, a mi ver era un numero telefónico, al observarlo mas detenidamente note que tenia una pequeña leyenda escrita al pie de el pequeño trozo de papel:

“Te veo en la plaza central. 5pm. Llámame si piensas cancelarme. Besos Green”

Ese maldito pretencioso, ahora entendía por que tenia esa expresión en la cara, debí de haberle roto algo pero no maldita suerte la mía, pero mira menudo idiota es como un tonto pulpo ni siquiera me di cuenta cuando puso su estupida nota entre mis cosas, pero claro que lo iba a llamar, le diría muchas cosas feas, que si pensaba cancelar, claro que pensaba cancelar, idiota, repetí esta ultima palabra al menos un trillón de veces, en verdad este chico no me caía nada bien, pero me iba a escuchar claro que si.

Tome el teléfono y marque aquel numero, contesto a la primera.

-Hola, ¿quién habla?- contesto con voz pastosa, seguro que estaba dormido, sonreí turbiamente ante la idea de haberlo despertado.

-Hola- dije con voz temblorosa, donde estaba todo aquel valor de hace un momento

-Aaaah bonita, ¿cómo estas preciosa?- dijo ahora ya mas alerta y obviamente reconociendo mi tremulosa voz.

-Eso es algo que a ti no te interesa y para que te pongas al día no pienso ir a tu estupida cita- casi estaba gritándole a el teléfono, pero vaya ahora si que me había vuelto loca.

-Tranquila bonita, ¿por qué no quieres ir?-que a caso no era evidente.

-Adiós- dije colgando el teléfono y sonriendo como resultado de mi triunfo.

El teléfono sonó el identificador marcaba su numero

jueves, 29 de julio de 2010

Locura (es del mismo capitulo)


Un chirriante sonido me desenfoco de mis cavilaciones, la campana, al fin me iría.

-Hope, Hope, quieres ir a merendar- alegaba Celeste, ella era algo similar o parecido a una amiga, aunque en realidad no se por que se empeñaba en decirlo, no es que me desagradara solo es que no soy la personita mas social del mundo y en realidad disfrutaba de momentos de silencio y paz, dos conceptos que mi loca “amiga” no conocía con exactitud, aunque se lo agradecía por que no cualquiera soportaría a una chica que cuando se le pregunta algo solo asiente con la cabeza, Celeste era tan adorable, me daba mucha ternura

Esto no podía ser verdad solamente era el toque para el descanso a penas habían trascurrido un par de horas, en realidad tenia mucha hambre, ya que no había probado ni bocado de comida en toda la mañana, pero sabia exactamente de que se trataría la charla de hoy, es mas sabia que nombre se pronunciaría incontables veces, así que preferí no asistir a la pequeña platica y por lo tanta tampoco a la merienda.

-No gracias, Cel, en realidad no tengo hambre, ve tu anda que se acabara todo- sonreí, tratando de infundirle valor a mi solitaria amiga

-Pero como, tienes que ir, mírate parece que alguien te abofeteo- me dijo riendo, pero al fin de cuentas decidí acompañarla ya que si no lo hacia, ella seguiría insistiendo y definitivamente hoy no estaba de humor como para imponerme y negarme a sus invitaciones.

-Esta bien, vamos- conteste, con el tedio de un día aburrido en la boca

Caminamos juntas a la cafetería, el calor era insufrible, la sombra de los árboles era un edén que conforme nos acercábamos a nuestro destino se hacia mas lejano, cuantas ganas tenia de ir y recostarme sobre el pasto humedecido, bajo una sombra y alejar los molestos rayos del sol de mi rostro, cuando de pronto escuche:

-Hey, chavalas, esperadme- conocía ese asentó, quise golpearme en cuanto mi cabeza giro automáticamente hacia ese chico de habla graciosa. Una sonrisa furtiva escapo de mis labios, vaya que este era un día loco yo sonriendo solo por que conocía una voz, que me estaba pasando.

El estudiante de intercambio se acercaba cada vez mas, con una reluciente sonrisa en su rostro, podía ver como decenas de personas giraban para poder observarlo mejor, cosa que me parecía tan estupida, aunque claro yo había hecho lo mismo, pero eso es diferente.

-Hola green, ¿cómo os llamáis?- me preguntaba a mi, Alberto me había llamado green, instintivamente baje mi mirada, tal vez traía puesta mi pijama y decía green en la marca o algo así, pero no. (green=verde por sus ojos)

-No me llamo green obviamente- conteste, esperando que sonara furioso, pero ni pizca, parecía que me la pasaba la mar de bien con su estupida broma.

-Vale, pero ya, enserio ¿cómo dijisteis que os llamabais?- siguió preguntando el españolete.

-Hope Wilcox- dije, tratando de infundirle el tono mas amargo a mi respuesta, cosa que no funciono, era algo tan frustrante, pero a fin de cuentas decidí darme la media vuelta y seguir con mi recorrido.

-Supongo que ya me conocéis, sabes tu nombre en español significa Esperanza- explico aquel chico nuevo.

-Si lo se- con solo estas tres palabras me di la media vuelta y tome mi camino, la conversación con Cel fue únicamente una recreación de cómo me veía, de lo guapo que era y de lo amargada que siempre he sido. Agradecí cuando el toque de salida sonó, era como música celestial, me despedí de mi compañera y salí lo mas rápido posible de la escuela, hoy tomaría el camino largo a casa, en realidad no tenia mucho que hacer, mis tareas estaban terminadas al igual que las de mi hogar, así que mi tarde constaría en pasar a el parque a leer un rato y después ir a montar motocicleta, esta ultima parte en realidad me emocionaba, antes de abandonar la institución verifique que día era hoy y con gusto vi que era viernes, tenia todo un fin de semana por delante, no es que tuviera días en especifico para montar ya que Dylan veía constantemente a Alina ese lógicamente no era un problema, sonreí con ganas al ver como se alejaban todas las molestias de este tedioso día.

Me perdí, mentalmente leyendo historias fantásticas, una llamada a mi móvil fue quien me ubico, Alina decía la pantalla, decidí no contestar y empezar a correr, tome mis cosas y comencé la caminata, cuando otro cuerpo se interpuso en mi camino, el choque fue tan fuerte que escuche un crujido, levante la vista, había chocado con Alberto, pero que había sido el crujido, lo vi, me vio y luego me vi, nada parecía roto, cuando me propuse levantar mis cosas del suelo, miles de boronitas salieron de mi bolsa, ahora ya recordaba y también sabia cual había sido el crujido, resulto de lo mas bochornoso cuando las boronitas tocaron el suelo y ambos dimos por hecho que el crujido había sido el de las galletas en mi bolso que se rompieron por el impacto.

-Vaya bonita, parece que intentas matarme- me dijo ofreciéndome su mano, la cual no tome por que intentaba taparme el rostro con ella, de igual forma me ayudo a levantarme, le agradecí y me propuse largarme de ese lugar lo mas rápido posible, lo conseguí por supuesto, de reojo alcance a localizar su rostro el cual tenia una sonrisita algo siniestra como de burla, ¡mieda! pensé, el celular seguía sonando, si no me daba prisa tendría que preocuparme mas que por una cara burlona, así que acelere el paso, dejando a mis espaldas todo aquel día de locura.

continuacion


Aunque en realidad no es algo que me preocupara, totalmente, a decir verdad soy una buena estudiante, pero eso no importa, por ahora.

Dios, ya empezaba a hacer calor, como detestaba el flujo de aire caliente, pero supongo que daba igual, de pronto me vi reflexionando en la pregunta que me habia hecho anteriormente ¿que dia era hoy?

-Buenos dias señorita Wilcox- Interrumpio mis pensamientos la prefecta del plantel.

-Buenos dias prefecta Camil- respondi en forma de pregunta nunca me saludaba asi que yo tampoco lo hacia, no me sentia culpable, por supuesto que no.

-Creo que es algo tarde no cree?- me dijo con tono burlon.

Vi el reloj, claro que era tarde, asi que no le conteste, solo le sonrei y corri hacia mi salon, no queria darle una explicacion a mi profesora asi que me dispuse a llegar antes que ella, aunque estaba segura que esa meta se veria fallida por que la Profesora Renne ya estaba en camino. Que no existian personas que no llegaran temprano a todos sus compromisos, que paso con la regla “un poco de retraso te hace algo elegante”, a mi suponer yo era la persona con mas elegancia de la escuela, no no con mas clase, llegar tarde era mi punto fuerte, aunque no entendia por que, siempre me levantaba sumamente temprano y siempre tenia que correr a mi salon, era como uno de esos monologos consecutivos.

-Buenos dias, Profesora, me permite entrar- salude muy amablemente, aunque note que mi voz no despedia esa alegria.

-Adelante- respondio la educadora.

Esto si era extraño, normalmente exigia una excusa y tenia que ser muy buena o al menos muy divertida, de lo contrario estaria en serios problemas.

Ooho, pensé, ella practicamente nunca era asi de despistada al menos que, me negaba a pensarlo era aterrador, tuviera una sorpresa para el grupo, la ultima vez que tubo una sorpresa, nos habia llevado a “compartir enseñanzas” con los niños del preescolar, esos pequeños demonios, se me puso la piel de gallina al recordarlo. Coloque mi bolso en el suelo, me senté y solo me quedo esperar, por supuesto que no paso mucho cuando ella pronuncio esas horribles palabras.

-Les tengo una agradable sorpresa- dijo con voz extremadamente exitada

Lo sabia, pense para mis adentros.

-Pasa- oí que decía en direccion a la puerta

Un chico, de aspecto desgarbado, con el pelo color miel y un par de ojos que hacian juego con la pelambrera de su cabeza cruzo la puerta, estoy segura que escuche varios suspiros, pero me daba pena girar la cabeza para verificar quien habia sido la chica o las chicas enamoradizas, en realidad no era tan atractivo.

-Les presento a Alberto- dijo la profesora con un aire fanfarron

-Sera su compañero de intercambio por este ciclo escolar, el viene de España, espero que lo traten como es debido- se dirigio al grupo con un tono de amenaza en la voz

-Hola, yo soy Alberto- el asentó español que tenia era sumamente gracioso, no por que me pareciera gracioso este tipo de asentó, si no por que el lo hacia ver como si fuera un arma de seducción o algo parecido, era cómico ver como varias chicas a mi alrededor comenzaban una larga y tendida platica sobre este nuevo integrante.

-Toma asiento, el de la fila 5 en la ultima banca- le ordeno muy amable la profesora.

Espera, fila 5, ultima banca, ¿en que lugar estaba yo? fila 5 en la penúltima banca, ooho estaría justo atrás de mi, sentí como un flujo recorría mi cuerpo hasta llegar a mis mejillas, gire mi rostro para observarme en los ventanales que tenia a un lado y si, hay estaba ese chocante sonrojo, sabia que todos lo habían notado, así que tosí para disimularlo, pero como era lógico solo me había hecho notar aun mas, aquel chico extranjero volteo su cara y me había visto ponerme de mil colores, sonrío un poco y se dirigió a su recientemente asignado lugar.

Al llegar a su asiento me saludo, cosa que en realidad no llamo mucho mi atención ya que por alguna extraña razón, y no es que yo fuera una Barbie linda y superficial, todos a los que conocía sentían un especial interés en mi, en realidad era bastante molesto, aunque solo fue un saludo, eso no contaba o ¿si?, demonios soy una maldita pretencioso, pensé ahora si realmente avergonzada.

-Tenéis unos ojos preciosos- parloteaba una voz apenas audible desde mi espalda

Cabecee en respuesta, vaya que el había empezado todo mal, detestaba el chocante color de mis ojos, incluso cuando salía con Alina solía usar gafas de sol para que mis ojos no resaltaran como dos esmeraldas al sol, los minutos trascurrían de forma desigual, al menos para mi, mientras la mayoría de mis compañeras dedicaban gran parte de su tiempo “admirando” a Alberto, yo solo deseaba que todo esto terminara, el por algún extraño motivo me ponía sumamente incomoda, como si estuviera en medio de un desierto con un oasis de agua sabor melón, yo detestaba el melón, así que nunca la bebería, así de incomoda me hacia sentir, así de desesperada por que acabara este horroroso día, así saldría de este desagradable salón de clases y dirigiría a tomar mis clases de motocicleta con Dylan el novio de mi hermana, llevaba un par de semanas intentando aprender a montar la motocicleta profesional, en realidad no era tan mala, por lo menos aun no había matado a nadie, que yo supiera.

domingo, 25 de julio de 2010

Muertologia


Un dia mas

Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.

Edgar Allan Poe

Prefacio

Todo hasta el ultimo de mis recuerdos eran perfectamente claros … a ecepcion de ese borroso y poco colorido segundo que acababa de transcurrir. Sabia que sin duda alguna tendria que ser un sueño.. ¿no?

LOCURA

Adelante, atras, adelante, atras el movimiento ritmico de mi pie, el sonido de los automoviles al pasar la calle, la respiracion acompasada de mi hermana y la luz de la lampara que entraba por la ventana me hacian darme cuenta de que no estaba soñando.

-3 am- pense erroneamente por que el reloj marcaba las 4 am

otra noche sin sueño, el aburrimiento me mataba tenia tantas ganas de levantarme y tomar algo de agua pero eso seguramente despertaria a Alina mi hermana mayor probrecilla seguramente tendria mucho sueño se via tan “dormida”, pense para mis adentros.

Lentamente transcurrio una hora, agradecì tontamente al reloj cuando marco las 5 am era hora de levantarme, por extraño que pareciera tenia tantos deseos de dejar la cama, tome mi toalla y ropa para bañarme, anelaba el agua fria en mi piel, abri la regadera, meti el pie derecho, la mitad de mi cuerpo desnudo rozo el agua me estremeci al contacto pero me senti aliviada, decidi tomar mi tiempo para bañarme no tenia prisa la entrada a la escuela era hasta dentro de 2 horas, lave mi pelo minuciosamente adoraba el shampoo de fresa, lave mis dientes y al terminar de enjuagarme empece a secarme y a peiname el cabello, de pronto me encontraba frente al espejo calibrando las diferencias que existian entre mi hermana y yo, ella era de cabello castaño y yo de un negro inteso, ella con unos preciosos ojos café chocolate y yo con estos chocantes ojos verdes (llege a pesar que Lucian algo fosforencentes, pero rechace la idea ya que era algo fantasiosa), lo unico que en relidad nos relacionaba era nuestro color de piel palido cremoso, pero si no fuera por eso nadie nos relacionaria.

-Hopy- me llamo alina

-Me llamo Hope, Alina ya no soy una niña- tecnicamente era verdad acababa de cumplir 16 años.

-Tu desayuno ya esta listo-me dijo con algo de aburrimiento en su voz

-gracias- pense y le dije eso a mi unica y favorita hermana, sonrei para mis adentros, pero en realidad tan solo pensar en llenar mi estomago con leche y cereal me hacia sentir algo mareada, aprovechari que a Alina se le estaba haciendo tarde para el trabajo asi no lastimaria sus sentimientos al dejar el cereal para otro momento.

Me puse mi uniforme, en realidad me gustaba mucho era tan.. normal por asi decirlo una falda negra, chaleco negro, lo unico que detestaba de el eran esos horribles zapatos, parecian sacados de una pelicula de accion, me gustaba llamarlos “los todo terreno de marte”, me estremeci de solo pensarlo, asi que no los usaria hoy, claro que no mejor, pense usare mis converse rojos sonrei con ganas, mis tennis favoritos, termine de arreglarme, al ir a la cosina escuche un lejano “adios”, Alina ya se habia ido, solte una carcajada algo histerica, tome el cereal y lo deje caer en el triturador, el sonido que este produjo fue como una Victoria silenciosa sobre la desagradable y maloliento leche.

Tome mis llaves y me dirigi a la puerta, dispuesta a ir y pasar otro aburrido dia en la escuela aun era tan temprano asi que decidi que me llevaria un libro para pasar y leer en un parque no muy lejano de mi escuela “cronicas vampiricas” fue el primero a mi alcance, asi que lo tome, el sol empezaba a salir aborreci este acontecimiento, camine con desgana por la misma avenida de todos los dias, ahora una vuelta a la derecha y 3 cuadras mas y mi pequeño recorrido acabaria, llege al parque, me sente en la primera banca a mi alcance y comence a leer,que facil era perderse en las historias fantasticas de este libro, un molesto rayo de luz impacto en mis ojos, me puso alerta vi el reloj, deseando que el minutero estuviera equivocado, en 5 minutos la escuela cerraria, corri con ganas, en poco tiempo el letrero “Escuela Preparatoria J.K” me indico que ya habia llegado

-Buenos dias-me saludo el vigilante, con algo de apatia en la voz

en respuesta cabece, aburrida por el monotono dia, por cierto que dia era hoy? martes o jueves, pense algo divertida que si el examen de hoy viniera solo esta pregunta reprovaria indiscutiblemente